Sientes el tiempo, como vuela, como se escapa de tus manos, se difumina. Quieres pararlo, desaparecer de ese lugar y aparecer en otro distinto.
Y es que a veces parece ir tan rápido, otras tan lento, otras no pasa, otras no se queda...

Me da por pensar que lo tengo todo, que soy feliz, cuando en realidad no sonrió.
La felicidad sé que no sale de debajo de las piedras, ni salta la valla de mi casa, y me dice "Aquí estoy, vamonos".
Que en esta vida, no todos los días son como una mañana, en la que, te traen el desayuno a la cama o te despiertas con una sonrisa en la cara.
Hay días en que te machacan a palos y otros en los que te alaban.
La vida es como un cubo de agua frío el cuál te toca poner a punto.

No por tener más eres mejor, ni por tener poco eres peor.

No por ser el más listo, eres el más prudente.

Porque no todo se mide con el mismo rasero. Unas cosas valen más, y otras menos.

Eso sí, tu estupidez vale millones, y tu ignorancia lingotes de oro, nadie podría, ni tampoco querría pagar por ello.

Crees que cuando tiras la piedra te va a dar tiempo de esconder la mano, hay veces que te la pillan al vuelo.

No es tan fácil como abrir una puerta, pero tampoco es tan difícil como cazar mariposas.

Es como beber del vaso equivocado, te das cuenta a medida que lo pruebas que eso no es para ti.

gotas de agua

Nos consideramos estúpidos intentando tirar una simple gota de agua a alguien, averiguando cuanto puede pesar nuestra mano estando unida a nuestro cuerpo, queriendo tirarse de cabeza en un tobogan sabiendo que quizás te comas toda la arena que hay al final del mismo.
Pero más tontos somos aun sabiendo que sí una persona nos quiere, la dejamos escapar, y con ella todo el amor que podría habernos regalado. Ya que el amor no se mide, ni se pesa, ni se vende, ni se cambia.
El amor vive en el interior hasta que un día decide marcharse, he ahí una gran frustración para unos, pero una gran alegría para otros

Lo bueno de los sueños es que no hay que pagarlos,

tan solo el despertar siempre es el precio mas caro

Respondemos a mil estimulos, aunque no siempre a los más importantes.
Nos importa más una cosa grande que cien pequeñas.
Las imagenes con miles de colores suelen transferir a la mente muchas emociones, o millones de pensamientos.

brutales.